¿Otro intento de vacancia?

Vizcarra debe preocuparse por llegar (mejor dicho, a salvo) al cierre de su mandato

Respira, escucha, mira a la cámara, dialoga, esquiva, acentúa cuando tiene que hacerlo y de pasada, enuncia una vez más sus frases sobre la lucha contra la corrupción que a estas alturas de partido se convirtieron en la carta principal de su Gobierno.

Sin embargo, una historia sacada del baúl de los recuerdos (y que Vizcarra prefiere omitir) sale a la luz como un arma para todos sus enemigos quienes no desaprovechan su oportunidad y disparan a quemarropa. 

El testimonio de un colaborador eficaz lo involucra en una coima de un millón de soles pagadas por el consorcio Obrainsa-Astaldi cuando el Mandatario se desempeñaba como presidente regional de Moquegua.

Lo interesante de esta acusación es el detalle de como dicho colaborador teje la historia para, una vez más, complicar la gobernabilidad de Vizcarra. Lo cierto es que este cuento debe corroborarse y continuar siendo investigado por las autoridades competentes. 

Como era de esperarse, nuestro tan ¨sabido¨ y sagaz Parlamento alistó en una mañana una segunda moción de Vacancia. Pero la diferencia en cuestión a la primera referida a un supuesto tráfico de influencias por la contratación del cantautor Richard Cisneros a la cartera de Cultura, es que aquí hay pruebas contundentes y no audios grabados por debajo de la mesa.

A puertas de las Elecciones Generales en menos de seis meses, la preocupación de Vizcarra no debería ser a quién le dejaría el mando, sino que, apenas culmine su mandato, una ola de denuncias y cartas notariales acabarán debajo de su puerta. 

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