Consecuencias sociales y psicológicas en los niños a causa del  aislamiento  social

Niños y niñas han tenido que adaptarse a la nueva normalidad y al aislamiento social, las consecuencias   serán irreversibles  si no se toman en cuenta la salud mental de los pequeños.

La pandemia que afecta a los niños no es la COVID-19, es el aislamiento social. La misma que los adultos no pueden soportar, ni respetar. Las escuelas cerraron hace más de 9 meses. Los parques de diversiones, las áreas de esparcimiento nunca más volvieron a abrir sus puertas y lo único que quedó para menguar los estragos del encierro fue la imaginación.

Renzo Mantarí es un padre preocupado por el cambio repentino de su pequeña. Aún no entiende cómo es que su dulce "wawita"  ha cambiado los "porfavor" por intensas pataletas.

 “Aldana tiene 5 años, antes de la pandemia conversaba mucho con su mamá, estaba en el año de las preguntas sobre, la escuela, los niños, el cuerpo y los sentimientos. La tengo aislada del mundo exterior por el tema del virus porque los médicos dicen que ellos son los transmisores. Hace un mes, se fue a vivir con su mamá  a Ayacucho. Está más aislada aún,  no me habla,  se enoja por todo, llora, hace berrinches . Me apena tanto ver a mi hijita así ”. Refiere el padre de Aldana.

 La psicóloga Alina Echevarría recomienda cómo debemos explicarles a los niños esta situación que se ha prolongado para ellos más de 10 meses. “Lo primero que debemos hacer es explicarles qué es la pandemia, la enfermedad, las medidas de protección, ser muy empáticos de acuerdo a la edad de cada uno de ellos. No inventarles nada, siempre recalcarles que debemos ser compasivos, hacer video llamadas con los demás familiares para que entiendan que esta enfermedad que le puede dar a cualquier persona”, puntualizó Echevarría.

"Cuando tenía mi otra vida, si era felíz" , revela Luana Egues.

Luana Egues (05 años)

 A raíz de la pandemia los padres han tomado lápiz y papel y se han convertido en maestros de sus hijos. Ha sido difícil sentarse al lado de los pequeños y lidiar con sus estados de ánimo, pero más difícil ha sido mantener la paciencia. “He pasado por  momentos donde lo único que hice fue ir a mi habitación y llorar, pero llorar de impotencia porque no podía desquitarme con Susan. Es increíble lo que soporta una profesora. A veces no quiere hacer la tarea, quiere comer, se enoja porque no le gusta participar. Es de locos”. Revela Georgina Casas, mamá de Susan Zurita de 6 años. 

              Georgina trabaja de lunes a viernes, Susan por su parte solo sale los fines de semana                

                                                                 Susan Zurita (05 años) y Georgina Casas 

Según la consultora The Learning Factor, estima que la pandemia generó que el 60% de los niños de educación inicial no estatal abandonen sus estudios. Esto representa a 300 000 infantes de entre 3 a 5 años que han dejado de recibir conocimientos. 

Luana Egüés tiene 5 años, estudia en un colegio particular , pertenece a ese 40% que no dejó los estudios. A su corta edad ya conoce en carne propia lo que es una pandemia, las consecuencias de salir a pasear sin mascarillas y olvidarse de desinfectar las manos. 


La rutina ha cambiado drásticamente para esta pequeña, quien pasó de socializar con sus compañeros en las aulas, a verlos a través de una pantalla cada mañana ya el miedo a volver a socializar con otros niños la embarga.

Hace pocos días se graduó de inicial.  la reunión fue en casa y las fotos con toga y birrete también. A pesar de los días buenos que tiene las emociones son incontrolables 

 “Grita porque no puede salir, se enoja. A veces se vuelve loquita, se vuelve “Hulk” cuando no le salen sus cosas, ha cambiado”. Manifiesta Fernando Moreyra  primo de Luana.  

                             El primo mayor de Luana Egues cuenta cómo es vivir con ella                                             

                                                                  Fernando Moreyra (09 años)

Ella sabe que el virus está ahí, pero su percepción de la pandemia es muy distinta la de los adultos. Aun así es consciente de las consecuencias. “Si me contagio, no podré vivir, por eso tengo que estar en mi casa sino tendré que ir a un hospital”. Dice Luana con miedo de lo que podría pasar. 

Sin embargo, las realidades son distintas, los más pobres han tenido que luchar solo con la pandemia sanitaria sino también son la crisis económica, y los niños son quienes han sufrido las consecuencias. Según la Unicef, “Si no se adoptan medidas urgentes, esta crisis de la salud amenaza con convertirse en una crisis de los derechos de los niños”. Señala Unicef. 

Por esa razón  Unicef  publicó el Programa de acción Mundial para proteger del peligro a los niños más vulnerables. El programa tiene seis pilares: 1) Proteger la salud de todos los niños; 2) Llegar a los niños vulnerables para proporcionarles agua, saneamiento e higiene; 3) Facilitar el aprendizaje de los niños; 4) Ayudar a las familias a cubrir sus necesidades y cuidar a sus hijos; 5) Proteger a los niños de la violencia, la explotación y el abuso; 6) Proteger a los niños refugiados, los migrantes y los afectados por un conflicto. No obstante, los expertos señalan que los niños y niñas son menos propensos a contagiarse. Así lo indica la Organización Mundial de la Salud, pues las  investigaciones indican que los niños  tienen las mismas probabilidades de infectarse.


Sin embargo las pruebas hasta la fecha  sugieren que los niños tienen menos probabilidades de desarrollar una enfermedad grave, pero con todo se pueden dar casos graves en estos grupos de edad. Esto lo refuerza el Ministerio de Salud, que hasta fines de octubre reportó  35,851 casos positivos y 121 fallecidos en la población infantil y adolescente. Quizás si los adultos tuvieran solo un poco del sentido de responsabilidad y cuidado que tienen los niños con su familia, entenderían que mantener el distanciamiento social mitigaría los contagios y evitarían tantas muertes por covid-19. 

Los niños aun continúan luchando como fieles soldados dentro de cuatro paredes esperando el día en que puedan salir sin miedo a ser los transmisores de este mortal virus. A pesar de las consecuencias irreversibles a largo plazo en su desarrollo, la rutina continúa siendo la misma, la escuela, las tareas, los dispositivos y a dormir.  El sociólogo Jorge Martínez señala que “Los niños deben ejercitarse, deben interrelacionarse y deben tener algún tipo de recreación, más allá de la tablet , la televisión o el celular que en este momento es su fuente de entretenimiento, en su desarrollo emocional, psicomotriz y físico, definitivamente va a afectar”  Indicó Martínez.

                                                                    Jorge Martínez - Sociólogo

 La pandemia producida por la COVID-19 ha destruido todo a su paso, la salud, la economía, la lucidez, los nervios y a nuestros pequeños. Quienes entienden que más allá de un simple virus, son los familiares a los que se debe proteger. 

A pesar que la flexibilidad de salidas ha sido implementada en los últimos meses para esta parte de la población. Ellos continúan en casa esperando aunque usted no lo crea, el día indicado para  asistir nuevamente a la escuela que es dónde pasan la mayor parte del tiempo y dónde más socializan. 

“Extraños a mis amigos, salir al recreo. Solo eso. No me gustaban las matemáticas. Solo educación física y el recreo, ahí jugábamos a las chapaditas, agua y cemento también. Quiero volver. En la movilidad de regreso a casa también jugábamos. Estar encerrado es molesto”. Dice Tiziana Moreyra de 10 años de edad. El MINSA recomendó  hace unos meses a los padres, mencionar al niño que si ve  a un amigo, podrá saludarlo pero no podrá acercarse a él para jugar.

                                                                   Tiziana Moreyra (11 años)

 Es por ello que el  sociólogo Jorge Martínez exhortó lo siguiente para mitigar el impacto en  la salud mental de los menores: “La recomendación para los padres es que los chicos puedan tener actividades físicas en la casa, bailar, tener alguna rutina  de ejercicios en la sala,  incorporar a los niños en las labores del hogar. La ansiedad la vamos acumulando, la ansiedad no la sabemos manejar bien y los niños no escapan de esta realidad”

 La recomendación está hecha, debemos proteger a nuestros niños y niñas. Son quienes llevarán a este país hacia el desarrollo y cuidar su salud mental y física es el deber de la sociedad.


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