Desde mediados de marzo, cuando el coronavirus irrumpió en el Perú y el mundo entero, muchas personas han sentido miedo a contagiarse, soledad por aislamiento, dolor por la pérdida de algún ser querido, incertidumbre sobre el futuro, agobio por las noticias y la desinformación. Pero en un país, donde las enfermedades mentales ya eran una epidemia silenciosa, algunas personas se han visto particularmente afectadas.
Los días se convirtieron en meses
15 de marzo del 2020. Víctor Uñapilco de 62 años de edad, se encontraba en su vivienda junto a su familia seleccionando la mercadería que iban a llevar al día siguiente lunes a su tienda en gamarra. Cuando de pronto siendo las 7 de la noche escucharon el mensaje presidencial del presidente , en ese entonces, Martín Vizcarra , quien declaró al Perú estado de emergencia nacional y aislamiento social obligatorio.
La epidemia del COVID-19 fue declarada por la OMS una emergencia de salud pública de preocupación internacional el 30 de enero de 2020. Lo cual significaba que la epidemia se había extendido por varios países, a nivel mundial, y que estaba afectando a un considerable número de personas.
“Ese domingo, cuando escuchamos el mensaje presidencial junto a mi familia, pensamos en realidad que esto no iba durar mucho, que era solo cuestión de días y que pasaría pronto, nunca pensamos que esto nos iba a afectar tanto física como emocionalmente”.
En un principio, cuando el Perú fue declarado en estado de emergencia, Víctor nunca imaginó que aquellos quince días obligatorios en un principio se iban a convertir en meses interminables.
Cero ingresos
Víctor es el sostén de su familia, y el único ingreso económico que su familia recibía eran de su negocio de ropas en gamarra y de las tiendas que daba en alquiler. Con el trabajo paralizado, sus inquilinos decidieron dejar de alquilar sus tiendas en gamarra puesto que ya no iban a tener ingresos para pagarle. Le toco subsistir con los ahorros que tenía en el banco.
“En gamarra ya se venía escuchando rumores de la voz de algunos de algunos dirigentes de que se iba cerrar gamarra en unas semanas más por el coronavirus, sin embargo, no le tome mucha importancia puesto que tenia entendido que era un virus que venía de china y veía difícil que llegara a Perú “.
Los primeros síntomas
Los días en casa se iban haciendo cada vez mas largos y aburridos, ya no había mucho por hacer. En un principio de la cuarentena hubo unión familiar pero después empezaron las discusiones con su espesa y luego los problemas con sus hijos por la mala comunicación. Sus actividades ya no eran las mismas, y de pronto, Víctor empezó a darse cuenta de la magnitud de la situación.
“A partir del tercer mes de encierro empecé a experimentar algunos cambios en mí, tenía mucha ansiedad, me tensionaba mucho cuando prendía la tele para ver las noticias, me sudaban las manos por ratos y a veces la respiración se me aceleraba repentinamente”.
La importancia de los datos
En el primer diagnóstico que el ministerio de salud y la organización panamericana de la salud (OPS) elaboraron a fin de identificar las alertas psicológicas de la cuarentena en el Perú. Una medición que fue hecha a nivel nacional durante la emergencia sanitaria a 58.116 personas mayores de 18 años, así el estudio reporta que 7 de cada 10 peruanos presentan síntomas asociados a la ansiedad y a la depresión.
Al respecto, el director de salud mental del MINSA, Yuri Cutipe, preciso “Los síntomas de la depresión y la ansiedad, si no reciben un tratamiento podrían permanecer mucho tiempo inmersos en nosotros, o desaparecer y ser recurrentes “
“No salíamos de casa, solo mi hijo mayor salía a comprar pan en las mañanas o hacer las compras del día. Obviamente tenía miedo a contagiarme y a que mi familia se contagie en algún momento, pero ¿que podíamos hacer? alguien de la familia tenía que arriesgarse a salir de casa para poder abastecernos de comida”
Los detonantes de los síntomas de ansiedad, confundidos a veces con stress. Están estrechamente vinculados al temor, al contagio propio y de la familia; al duelo por los familiares perdidos, así como a la inseguridad laboral y económica.
“La mayor parte de la población tiene miedo a contagiarse pero tiene que salir, entonces es como que las personas que se encuentran en ese escenario y estuvieran partidas, una parte de ellos quiere quedarse en casa y otra parte de ellos quiere salir porque hay que salir adelante, hay que subsistir”, menciona Yuri Cutipe.
De acuerdo al diagnóstico el 68% de los entrevistados refirió sufrir algún síntoma depresivo por mas de dos semanas diariamente en cuarentena .
“Se videncia más porque estoy constantemente pensando, no estoy distraído, porque ya e canse de tocar guitarra, de ver televisión, de estar acá …y todos los días para las personas que han estado encerradas es lo mismo, entonces que pasa que los pensamientos e ideas comienzan a aparecer y ser más frecuentes, las tengo en la cabeza , voy al pasado , voy al futuro , pero no me centro en que puedo hacer más cosas” ,señala la psicóloga Denisse salas .
Una enfermedad silenciosa
Solo basta mirar dentro de casa o nuestro alrededor, para darle un impulso a la angustia social, la ansiedad y la depresión las cuales poco a poco empiezan a formar parte de nuestras vidas en condiciones naturales, pero ahora esos rasgos se presentan de manera exacerbada.
“yo existo porque estoy conmigo, y existo porque estoy con el otro y a veces, este otro ahora ya no esta y ahora estoy yo…ahí también el ser humano tiene que adaptarse a saber que este es un momento único que poco a poco nosotros desde nuestra mente y nuestras capacidades podemos saber de qué podemos ir avanzando, saber de qué yo si bien es cierto no tengo todas las personas con las que me relacionaba, pero tengo una pequeña proporción de ideas con otras personas, puedo compartirlas “, refiere Denisse salas .
Víctor Uñapilco, no solo tuvo que lidiar con los problemas de ansiedad que se le sobrevino a efecto del aislamiento obligatorio, sino que también tuvo que empezar a lidiar con la depresión que le dio al enterarse que el y toda su familia habían salido positivos al COVID-19 .
“Cuando me enteré de la noticia, sentí que mi mundo se venía abajo. Mi mayor miedo finalmente se llegó a dar, mi familia y yo teníamos COVID y con ello me vino una depresión total. Por mi cabeza pasaba que en cualquier momento podía morir con esta enfermedad y que iba a ser de mi familia…” .
Porcentajes
Según el diagnóstico del ministerio de salud y de la (OPS) del 68 % de los entrevistados que refirió sufrir algún síntoma depresivo, se detectó que el 58.5% tenía problemas para dormir, el 46.2% registro cansancio o falta de energía, el 47.3% presento problemas con el apetito, el 36.6% precisos problemas con la concentración y un aspecto preocupante, el 12.8% dijo haber tenido pensamientos de suicidio.
“El agotamiento emocional, los problemas permanentes que se van generando y que son percibidos como muy difíciles de resolver finalmente pueden agotar a las personas y generar este tipo de reacciones como ya el deseo de no estar en esta realidad” dijo al respecto el director de salud mental del MINSA, Yuri Cutipe.
Uno más en la lista
Así como el caso de Víctor Uñapilco, existen muchos casos de personas que han experimentado en carne propia el deterioro de su salud mental a consecuencia de la pandemia, tal es el caso de Jorge Guerra.
Jorge Guerra de 54 años de edad quien estuvo preso de su angustia en este aislamiento obligatorio, él tiene un pequeño taller de costura. Sus clientes son en su mayoría confeccionistas de gamarra, el emporio comercial que estuvo totalmente paralizado .Las máquinas de Jorge dejaron de producir y producto de la pandemia empezó a tener problemas con su salud física y mental .
“En los primeros quince días, estaba tranquilo, pero después que pasaron los quince días, empecé a sentir miedo como pavor a todo, ósea yo escuchaba cualquier ruido y ya tenía miedo, no podía escuchar ningún ruido...escuchaba bostezar a alguien o toser y ya el cuerpo se me empezaba a adormecer, el brazo me temblaba, se me calentaba el pie, me dolía la nuca, no podía controlarme”.
Guerra encontró asistencia profesional en el centro de salud mental de san Sebastián en chorrillos y hoy entiende q los efectos emocionales de la pandemia podrían ser transitorios, y es que según los especialistas el hombre en situaciones complejas tiene la capacidad de aceptar los cambios y adaptarse.
“El mundo ha cambiado bastante, nosotros tenemos que aprender a saber convivir con esta enfermedad no sabemos hasta cuando, depende de nosotros mismos cuidarnos para no contagiarnos. He optado por adaptarme a esta situación, ya no queda de otra. Tenemos que seguir conviviendo con esta enfermedad hasta que se encuentre la cura”.
Los especialistas en salud mental advierten que otro de los problemas sociales que trajo la cuarentena es el aumento de casos relacionados al alcoholismo y la adicción.
Al respecto, la psicóloga Kelly Kelly Castro del centro de salud mental comunitario de UNMSM, nos dice “Muchos jóvenes buscan o recurren al alcohol o al consumo de algún tipo de sustancias, de repente para poder estar tranquilos , les permite olvidarse entre comillas de algunas preocupaciones y eso es lo que hace que recurran normalmente al consumo y durante este periodo podemos relacionar que al aumentar la ansiedad , las preocupaciones. Estas personas han buscado de alguna u otra manera aumentar su consumo de alcohol, aumentar el consumo de alguna otra sustancia. Sin embargo también se han visto afectados por otros síntomas de ansiedad relacionados a la abstinencia “.
otra crisis silenciosa
Como vemos el país tendrá que enfrentar otra crisis silenciosa, la salud mental.
En el transcurso de la cuarentena el ex presidente Martín Vizcarra en su gobierno , anuncio la ejecución de un plan de salud mental y se publico en el Peruano , una directiva del MINSA que establece el acompañamiento psicosocial a pacientes hospitalizados por covid 19 y a sus familiares ; pero de esto se hizo poco o nada.
En los servicios que brinda el ministerio de salud , trabajan solo 2.800 psicólogos y 395 psiquiatras a nivel nacional y ahora se necesitan más de estos profesionales .
“Ahora nos preocupamos más por nuestra salud y creo que durante este periodo hemos aprendido de la salud tanto física como mental todo lo que no habíamos aprendido como personas y como sociedad durante muchas décadas , eso debe ser beneficioso , pero solo va a ser beneficioso si las sociedades se ponen de acuerdo para que realmente se construyan sistemas sanitarios y capacidades de salud en las personas como una prioridad en cada población” señala el Dr Yuri Cutipe.
Si usted ha identificado síntomas de ansiedad, depresión y miedo en su dia a dia , busque ayuda, puede llamar a la línea 113 , marcar la opción 5 para recibir soporte emocional e información del centro comunitario de salud mental más cercano con el que podrá comunicarse .
No oculte en silencio el problema que ha surgido en estos tiempos de pandemia, convérselo con las personas más cercanas y busque sanar con mente abierta.